El título del post lo dice todo. Adiós.
OK, no. O sea, sí lo dice todo, pero valdría la pena explicar un poco más, ya saben, para la posteridad y así. Entonces explicaré a detalle cómo me la dejaron ir sin lubricante. Ni saquen la vaselina y piensen que inicia un relato porno, ahorita mismo me dispongo a hablar de ángulos.
Porque sepan que la belleza de la vida depende del ángulo con que se mire y claramente sé de lo que hablo. Ahora sé que la vida es una culera si la veo desde un ángulo obtuso, recto, agudo, de 45° o de 270° grados. Oi nomás esa mamada!
Que alguien me haga el chingado favor de explicarme cómo es que saber calcular una puta circunferencia me va a hacer un buen manager, por favor! Neta, no pinchen mamen! Ni en la puta escuela me hicieron aprenderme tanta teoría y miren que no fui a una escuela federal. O sea, tipo de que estudié bien y así y de todas formas me sentía más pendejo que los chistes de Héctor Suárez Gomís. En qué momento, Dior mío, en qué momento?
Pero no sería el gran Mau Valmont si me diese por vencido así de fácil, cierto? Pues se equivocan. Seguro me habría dado por vencido mil y un veces pero ya había pagado el examen y como salió de mi miserable sueldo de dos soles peruanos devaluados, obviamente tenía que hacerlo y bien. A lo que nos lleva la rotez.
El día del examen me morí frente a la computadora diez veces. Por qué? Porque no sabía nada y no por falta de estudio! Ni madres. Sino porque ni en el curso de hace un año, ni en la guía, ni en la página, ni en Internet, ni en las fosas nasales de Lindsay Lohan mencionaron que debía saber sobre giros y revoluciones. Bitches, please. Lo único que sé de objetos circulares es cuando la gorda de la oficina se me acerca velozmente. Una ondita tipo Indiana Jones corriendo con la piedra gigante detrás. Y además de eso, nada más.
Evidentemente mi futuro se veía más oscuro que el culo de Wesley Snipes. Ay, Rodrigo!
Pero como soy una mamada, obviamente pasé el GMAT. No con el puntaje que esperaba, pero lo importante era aprobarlo. Y entonces, here comes a new challenger: seguía el TOEFL. Por si ustedes no lo saben, puedo no saber nada del mundo, de política, de mi trabajo, de religión o de los negocios de mi familia, pero sí sé inglés. Pan comido el pinche examen, verdad? Pues no.
Resulta que está la parte de lectura, de comprensión oral y escrita. Pues sencillo, no? Ajá, pero también está la parte oral. Y yo ingenuamente pensaba que si me comunico en inglés en el trabajo, cursé el liceo y la carrera en inglés, pues chingue a su madre el examen. Ajá. Brace for impact. Joder, que me la han metido todita!
Hagan de cuenta que te ponen a hablar pero de cosas súper raras, no es como tema libre. Tipo de que son tres ejercicios y en el primero me preguntan que a qué asociación donaría si tuviera mucho dinero. Bitches, ya tengo mucho dinero y jamás he donado, bueno ni al tragafuego del semáforo. O sea, no mamen. Y ahí me ven diciendo que le daría dinero a una asociación de animales porque… hmmm… este… bueno… pues sino se mueren, saben? Sí. Así fue mi examen. Y peor aún, después me pusieron a discutir sobre los deberes del hogar y como eso genera responsabilidad. Para compartirles un poco de mi intelecto, ésta fue mi respuesta:
“Well, I’ve never done any chores but, like, Juanita is very responsible, you know?”
Obviamente el instructor me odió. Cuando me devolvieron los resultados del examen, de feedback en esa parte me pusieron: He knows how to speak English, he just doesn’t know what he’s talking about. Pues claro! Mis manos no me huelen a cloro! No sabía que para pasar el TOEFL ya era necesario ser sirvienta, carajo.
Después de eso, comenzó el terror de los ensayos o el arte de convertir cuanta mierda te venga a la cabeza en tecnicismos. Uno pensaría que soy buenísimo haciendo eso dada la naturaleza de mi trabajo, pero no! Es una puta joda. Que ni en la universidad he escrito tanta pendejada como ahora y todavía no acabo. Eso es lo peor. Además uno de mis ensayos lo hice sobre Harry Potter y el otro sobre mi meta para aplicar a un posgrado: Conseguir un marido rico. Obviamente no me van a aceptar.
Pues sí. Eso fue mi verano, la mitad de mi otoño y seguramente mi invierno. Ahora estoy esperando que alguna universidad se apiade de mi alma y me acepte simplemente porque soy fabuloso y alto, delgado, lacio y guapo. Ya con eso, no?
2014, vamos!