El cierre del 2013 y lo que va del 2014 ha estado muy musical. Entre el Corona Capital, el Holi Festival y el Electric Planet, puedo decir que mi íntima Mary Jane anduvo muy presente en mi vida en estos meses. Es que apenas y con ella se hacen tolerables estos pinches eventos, neta. En fin, empecemos.
De repente me sentí como pinche Adal Ramones con sus 5 puntos, nada más que versión tipo de gente bien y así. Primero un overview de lo mierderos gloriosos que fueron estos eventos, porque aún entre perros hay razas, hijos míos, y Cristo sabe que el público cambia mucho, muchísimo, dependiendo de si se presenta Phoenix o la Arrolladora.
Corona Capital: Excelente festival para los que no son demasiado indios nacionalistas como para asistir al Vive Latino, pero tampoco tienen los ingresos ganas para ir a Coachella. Es algo así como presumir que vas a la mejor escuela de México cuando internacionalmente está peor vista que la homosexualidad en Uganda.
Eso sí, la audiencia está medio decente porque tipo de jodido tienen que hablar inglés. De que hay mucho muñequito de la Anáhuac y de la Ibero para coger pasar el rato y así y normalmente todos traen chingos de mota para compartir.
Cabe aclarar que yo estuve completamente drogado en ese festival. De que empecé a fumar a las 18h y aterricé hasta las 23h. Sí me puse bien pendejo. Yolo.
Vive Latino: Pues mi madre me enseñó que si no iba a decir nada agradable, mejor no dijera nada… pero mi mami no lee mi blog, así que sólo diré una cosa: Con tanto indio bailando al mismo tiempo, no me sorprende que se haya inundado Acapulco. Fatality!
Holi Festival: Perfecto ejemplo de una campaña excelente de marketing para vender cualquier pendejada. Te muestran fotos del festival en Europa y en otras locaciones primermundistas y llegas al pinche Autódromo y ves todo lo contrario. Del lado positivo, el Holi es un festival hindú y tipo de que sí había puro pinche indio. Me sentía en el Ganges, amigos!
Además está medio terrible seguir sacándote polvito de colores del orto una semana después. Then again, peores cosas me han entrado.
Electric Planet: En mis 21 años, jamás había pisado el Estado de México porque SIMBA. Bueno, tal vez alguna vez había pasado por ahí para llegar a un lado no tan olvidado por Jesucristo pero no es el punto. El caso es que, cuando me enteré que el toquín era ahí, lo primero que hice fue confesarme y lo segundo que hice fue beber un chingo de la sangre de Cristo, para empedarme encomendarme al Salvador. Y si creen que eso fue lo peor, claramente no estuvieron presentes en ese evento.
Todo esto me lleva a la clasificación de todas las posibles personas que pueden encontrarse en esos eventos con todo y escala 1 a 5 de nivel de cague:
1. Las Lana del Rey: Refiéranse a todas las pinches nacas que no importa si es de día o de noche, o si el festival es hipster o de floklore cubano, todas llegan con sus putas coronitas de flores. A ver, pendejas, esto es México, no California y están en el chingado palenque de la Banda Limón, no de Gold Panda. Sí me explico? Quieren una imagen? Quieren una imagen. Brace yourselves!
Además, bitch, you’re too black and too fat to be wearing that. Como todo lo bonito en esta vida, esas modas sólo son para personas blancas y anoréxicas, tipo yo.
Cague nivel: 2.
2. Las chicas del coro: En realidad pueden ser chicas, güeyes o jotos. En realidad lo único que importa aquí es que se saben todas las putas canciones del artista en cuestión. Desafortunadamente los idiotas no saben entonarlas. Prepárense para NO escuchar a sus artistas si tienen la desgracia de estar cerca de alguno de estos pendejos.
Cague nivel: 4.
3. Los marihuanos: Estos güeyes están chidos porque normalmente llevan más mota de la que su organismo puede procesar, entonces son muy compartidos con ella. Si les pides, ya chingaste, sino les pediste, puede llegar a ser algo cagante oler el pasto quemarse cada 5 minutos.
Cague nivel: 1 o 3, dependiendo de la situación.
4. Los otros drogadictos: Depende qué tipo de drogas se metan pero, en mi experiencia, se meten las más culeras. De que más de una vez me ha tocado ver al hijo de 8 años haciendo crowd surfing mientras la mamá está toda moneada y con las teclas de fuera bailándole a Satán (o a María Daniela). Sí está ojete.
Cague nivel: 2.
5. Los adolescentes: Identificables porque siempre van en grupos de 30 (tipo paseo escolar), se ahogan con una Corona, se están sacando selfies cada dos pinches minutos y básicamente en donde veas un desmadre enorme, seguro es por alguno de esos pendejos. Culpo a Jersey Shore y a Teen Mom por tan culera juventud.
Cague nivel: 5.
6. Los espartanos: Si hay un desmadre enorme y por alguna razón los involucrados ya tienen pelos en el ano, entonces no son adolescentes, son espartanos. Ya saben, el típico pinche naco con dejos de macho alpha que hará lo imposible por proteger a la piruja que trae de cita. Suelen intimidar a los demás con sus feromonas y su grasa de carnitas bien distribuida musculatura.
Lo único cagado es cuando se arma la campal entre espartanos y persas porque no seríamos humanos si no nos gustase ver cómo se agarran a putazos.
Cague nivel: 4.
7. Las chicas de mamá: Sí ubican a esas niñas súper estudiosas, trabajadoras, buenas hijas, amigas y novias? Ya saben, ésas que, para escapar de las presiones sociales, salen en bolas enormes de viejas cada jueves, viernes, sábado y domingo.
Con esta descripción parece que hablo de pura lesbiana, pero no. El punto es que esos modelos de sociedad se vuelven party animals al primer shot. Fácilmente identificables por las gorras de yolo, swag, I’m sorry mom y demás leyendas. Se localizan normalmente en puntos de reunión, o sea detrás del vendedor de cervezas o tiradas en los baños rentables.
Cague nivel: 1.
8. Los ravers: Los típicos cabrones que no necesitan drogas para sentir la música en todo su ser. Se la pasan saltando de un lado a otro y en el slam y la chingada sin importarles cuántos pies han pisado o cuántas chelas han derramado en el proceso.
Cague nivel: 5.
9. Los marginados: Esa gente que por más que lo analizas, no tienes ni puta idea cómo le hicieron para comprar el boleto. Bueno, después de pensar esa última oración dos veces, la palabra clave aquí es: comprar. Porque me queda clarísimo que lo deben de haber robado. No hay de otra, porque ni aunque su papá ruletease el taxi tres turnos la libraban.
Es la típica bola de pinches nacos que se la viven gritando todas las barbaridades que su papá le dice a su mamá diario. Ésos que se hacen los chistositos aventando chela (en el mejor de los casos) al resto de los asistentes.
Cague nivel: Un millón en una escala de 1 a 5.
Pues ya. Ya me quejé. Ya me desahogué de mis terriblísimas decisiones en materia económica. La verdad no me la he pasado tan mal porque siempre ando hasta el culo de marihuano. Menos mal que todos los festivales son muy relajados en este aspecto.
Urge legislar… o de jodido permitir el acceso con armas de fuego.