Hijos míos, me he prometido bloggear al menos una vez al mes porque soy un pinche NiNi y ya no tengo pretextos me he dado cuenta que mi vida está muy cagada para dejar de documentarla. Así cuando me muera, algún infame podrá recopilar todas estas entradas y de jodido haces un E! THS post mortem. De jodido un especial en TVyNovelas. Por estas aspiraciones tan altas es que no logro hacer nada de mi vida. Típico. En fin, comenzamos!
Antes de la renuncia, recordé que hubo un evento importantísimo en mi vida que claramente no les había contado. Krizia, mi BFF de la carrera – moar liek my only friend, amirite? – regresó de Londres después de casi dos años de no oír su voz aguardientosa y pasar el osazo de mi vida con sus indiscreciones. En realidad, no paso vergüenza con ella, es más como un grupo de apoyo selecto porque yo soy igual. Bueno, dejando eso a un lado, la señorita regresó en diciembre para pasar las fiestas por acá y para liberar todo el drama de su vida conmigo. Padrísimo.
Resulta que ella se fue a Londres para seguir a su fiancé que estaba estudiando un MBA allá, no? Ajá, pues lo que no esperaba es que me dijera que habían terminado hacía cuatro meses. Madres. Obviamente, después de los sentimientos y las exclamaciones de apoyo y así, me quemaba ya la cola para preguntarle lo que verdaderamente importa: Qué había hecho con el anillo?
Obvio. Porque si algo he aprendido de mis desayunos fresas con mis amigas de colegios del Opus Dei es que, pase lo que pase, el anillo es de la novia y si el compromiso se cancela, ella tiene todo el derecho de hacer con él lo que quiera. Y tipo yo, como buen amigo que soy, estaba totalmente dispuesto a vender tal piedrota y consolar a mi bestie en un crucero por las Bahamas, por más pesado y difícil que sea. Yo sé, afortunados los que me tienen de amigo, la neta.
Resulta que terminaron porque el cabrón de su novio se graduó y, en vez de aceptar quedarse con ella en Londres, decidió llegar un día y avisarle que ya había comprado su boleto de regreso a México, que cuándo compraría ella el suyo? Excuse me? Como persona en una relación similar, me súper indigné. Hombres cabrones que no valoran *corre a poner el playlist de Paquita la del Barrio* la maravilla que tienen a su lado! Ira total. Entonces, con la emoción del momento y el calor de las cervezas, decidimos jugar un juego súper cool: Cuántas veces nos han dejado nuestros novios?
No duden ni tantito que acabé ahogado.
Después del tapón, me venía contando que ella se había trepado al avión de regreso a México con la canción de All the Single Ladies en loop, tipo para darse valor y así. Yo la veía con lágrimas en los ojos, la bandera de Estados Unidos atrás, fireworks, imágenes de la Estatua de la Libertad, etc. O sea, era mi ídolo esta niña! Y noten el “era” porque su siguiente frase acabó con mi adoración hacia ella:
Mau: No mames, Kri, y después qué pasó?
Kri: Güey, Mau, lo volví a ver.
Mau: Y luego?
Kri: No aguanté y le aflojé.
La historia de mi vida resumida en 20 palabras (las conté).
En otro tema, me meaba de risa porque seguía diciéndome que extrañaba México un millón porque todo era tan colorido y vibrante, mientras que en Londres todos eran súper mamones. Pensé que me lo decía en serio hasta que me di cuenta a lo que se refería con eso:
*pasa un niño vendiendo chicles*
Kri: Oh! So folkloric!
*llega una anciana pidiendo limosna*
Kri: Oh! So folkloric!
*está un perro cagando en la fuente*
Kri: Oh! So folkloric!
Ahí fue cuando entendí que lo que ella extrañaba era el tercer mundo, no lo colorido y vibrante.
En esas andaba la señorita, cuando uno de estos niños pobres folclóricos le llega por detrás de la espalda y le empieza a respirar en la oreja. Mi amiga, sin voltear a verlo, sin tener ni puta idea de quién estaba detrás de ella, agarra su bolsa y comienza a deslizarla por la mesa, cagada. Le dice en voz baja al niño: Ahí está mi bolsa, mi celular y mi cartera, llévatelos pero no me mates.
Cuando me cagué de risa y vio que era sólo un niño, se tranquilizó un poco más pero dejó de decir que todo era tan folclórico y padrísimo.
Me consuela saber que no soy el único culero en esta vida.
Y a los dos nos va de la chingada.