Obviamente no espero que entiendan el título del post. Tipo de que tuve que ver chingos de hentai y porno asiático tomar muchas clases de japonés práctico para poder escribir una frase tan profunda y compleja. O sea sí, es una reflexión similar a las enseñanzas de Buddha, pero la neta también habla de mi muy reciente viaje a Japón. Fuck, yeah, bitches!
Por qué Japón? Eso me lo preguntó mi jefa cuando le pedí permiso para faltar tres semanas. Claramente detrás de ese falso interés en mi persona estaba el underlying threat de que, si por alguna razón huía para no volver, me iba a buscar hasta encontrarme y cortarme los huevos. Nuestra relación laboral está llena de refuerzos positivos.
Pues la verdad quería ir por un Totoro, algo de Sailor Moon, ver los árboles de cerezo en flor, tirarme al pedo durísimo y tal vez buscar una buena oportunidad para casarme no tengo ni idea de por qué decidí ir para allá. Era eso o irme a cuidar osos panda, pero ese plan perdió el encanto cuando me enteré que esas hermosas bolitas de pelo también cagaban. Y Cristo Redentor, que lo hacen como si no fueran a poder hacerlo mañana.
Después de darle muchas mamadas razones bien sustentadas, por fin logré convencer a mi novio de que me acompañara, porque la neta me cagaba de miedo de llegar a un país y sólo saber decir “Mitsubishi kendo tempura udon!” y demás frases prácticas. Eso y además supuse que serviría de algo en caso de temblor, radiación o apocalipsis zombie – de jodido de carne de cañón. No hay que perder de vista tampoco que, a pesar de que todos los japoneses tienen el pito corto muy buenos modales, también nacen sabiendo karate y pueden romperme el hocico son muy reservados. Temía que ni hablando todos los idiomas que hablo – porque a diferencia del 90% de la población mexicana, yo hablo idiomas, no lenguas autóctonas – me daría a entender… y ese tipo de desgracias es mejor compartirlas con alguien.
Después de 3 escalas y 90 pinches horas de vuelo, al fin llegamos a Osaka. Uno no sabe lo que tiene hasta que ve un pinche mapa enorme escrito en kanji frente a él. No pinchen mamen, de por sí necesito un GPS para encontrar el baño y eso estando en mi casa, ahora buscar un hostal en un mapa completamente en japonés. Neta no mamen. Yo lloraba. Y si creen que mi novio era de mucha ayuda, claramente no lo conocen.
Incluso me jalé los ojos en un momento de desesperación, pensando que así los kanjis tomarían forma de alfabeto occidental. Ni funcionó y varios taka-takas me deshuevaron con la mirada. Ni pedo, tuve que ir a preguntar al mostrador, qué maravillosa experiencia, en verdad.
A pura seña y sonrisas incómodas logré explicarle a la señorita a dónde quería ir. De acuerdo a todo el hentai anime que he visto, cuando das las gracias debes inclinarte, no? Ay Jesús Santo, que nadie me advirtió que eso no era cierto.
Ahí va el pendejo de mí inclinándose para agradecerle a la señorita, casual. Ah, pues no contaba con que ella se iba a inclinar de nuevo. Pues ni pedo, ahí voy yo otra vez, cargando el pinche blackpack de 20 kilos (porque claramente no sé viajar ligero). Pues la chava se inclina aún más y yo, arriesgando chingarme la vértebra, me incliné lo más posible. Pues ni bien hice eso, la pinky vieja agarra y se lanza pecho tierra. Y ahí fue cuando dije, NE MEMES y nada más le sonreí y me fui.
Ya después habría de aprender que como yo era el cliente, si yo hago una reverencia, los dependientes tienen que inclinarse aún más. Ese aprendizaje llegó demasiado tarde, me parece. Ya me había chingado la cadera y encogido 5 centímetros en el proceso.
Encontrar el hostal fue una verdadera chinga, la verdad llegó un punto en el que me solté a berrear porque ya no podía más con mi triste alma. Equis, lo peor aún no ocurría. De que todavía me faltaba unirme al tour. Oh shi-
Pues nos unimos a un tour por unos días ya que se acoplaba a nuestros planes y además creía yo ingenuamente que iba a conocer gente cool para andar en el pedo y la chingada. Ay Dios mío, cómo me equivoqué.
Tipo de que el guía, Brett, era chingón, pero como cualquier australiano, era alcohólico. Además yo no sé por qué carajo mandarían a un australiano que no habla japonés a Japón. El pendejo nos decía, “well, guys, I can’t really speak Japanese, but I can speak Thai”. Ah, bueno, pues eso va a ser muy pinche útil, verdad? Yo puedo hablar una sarta de mamadas francés, sirve de algo?
La invasión australiana no terminaba ahí! Había una vieja, Kellie, que era buena onda pero tipo de lejos, porque una vez que estaba cerca tenía la facilidad de romperme los huevos. Brett supuso que la mejor forma de crear un vínculo era que diario cenáramos juntos. Por supuesto que el güey nos llevaba a todos los pinches restaurantes de comida típica. No sé cómo aguanté, pero al menos hacía el intento, saben? Pero un intento real, no como cuando digo que intento tolerar a las bestias de la oficina. Ah! Pero esta pinche vieja se la vivía pidiendo las cosas más asquerosas artesanales para luego quejarse toda la puta hora de que no podía comérsela porque no sabía agarrar los palillos, no le gustaba la carne, era alérgica al ambiente, todos sus orgasmos eran fingidos, etc. Tipo de que ella sufría y yo también.
De la mano de esa pinche vieja venía Abi, la paki, india, árabe, afgana o algo. A ella ni la traté porque la neta sólo de verla caminar a 10 centímetros por hora me desesperaba.
Turaha Taseka y Tupucha Tawanga eran creo que de Canadá, aunque bien podrían haber sido de la isla Lesbos. O sea, no sé si esa tortilla ya se había pegado en un comal pero en realidad eran muy molestas. Además se ponían a discutir porque sobraban yenes en la cuenta y después no sabían cómo dividirlos entre todos. Putísima madre, eran 5 yenes, qué tan miserable creen que era para andarme peleando por eso? Además Tupucha hacía ruidos como el espíritu ese de The Grudge cada que intentaba pensar pensaba. I suppose that’s why women aren’t allowed to get out of the kitchen, amirite?
El americano, [inserte aquí el estereotipo del frat guy] equis.
Pero el peor, el peor de todos, neta, era el pinche Maestro Limpio. Pinche polaco pelón high maintenance con cara de glande. No, es que ni siquiera puedo comenzar a describirlo. En realidad me afectó mucho emocionalmente. Es de esas personas que no sabes si es tan uptight porque le hace falta un dildo o porque el que trae up his ass las 24 horas ya no le toca la próstata rico. Era como, güey, why don’t you go out, play hide and go fuck yourself? Lo peor es que además a TODO quería ir con nosotros y cuando llegaba sólo se sentaba y comenzaba a observarnos y a quejarse de que ya tenía sueño. NOBODY FUCKING LOVES YOU, GO HOME, BITCH!
Sean y Charlene Farley eran los únicos cool de ahí. De que Sean era un súper pedo y Charlene, como toda buena esposa, le pagaba las rondas y lo dejaba pistear a gusto. Son el ejemplo de matrimonio que quiero tener. Nada más que en mi caso, quien se tirará al pedo soy yo, no él. Bueno, ya, hablando de otras diferencias entre ese matrimonio y el mío: yo estoy delgado.
Ese tour fue una prueba más de Dios para demostrarme que mi tolerancia y paciencia son infinitas. Eso o la neta quería que cometiera un crimen y después me hiciera famoso en alguno de los programas de Preso en el Extranjero. Aunque la neta si me fuera a ir a prisión, no lo haría en Japón, tipo de que mi fantasía de gang bang no incluye asiáticos. Por eso he decidido tomar un tour similar en Suecia.
Ahem, sí.
Nos quedamos en un hotel cápsula en Osaka para vivir la experiencia. Y qué experiencia viví. Me contagiaron el pinche SARS! Ustedes no saben lo padre que es jugar a “Dígalo con mímica” con el chavo de la farmacia. Además resulta que es de mala educación sonarse la naríz en público, pero saben qué? Huevos. No iba a andar como niño pobre de semáforo con el moco escurriéndome por el labio.
Lo que sí era la pura vida es que nadie hablaba español, entonces podía andar gritando mamadas, insultando a la gente, dirty talking con mi novio y así en público sin miedo a que me rompieran el hocico. Todo fino.
Fuimos a Koyasan, un pinche pueblito bicicletero a quedarnos con monjes buddhistas en un monasterio. De ese lugar apenas y recuerdo el nombre porque estaba entre la vida y la muerte con el chingado SARS. Cuando Cristo te quiere coger, te deja el ano bien guango. Teman la furia del Señor, muchachos, teman.
Irónicamente en Hiroshima ocurrió una bomba atómica en mi estómago mi alma. Casual, nos fuimos de pedos con los Farley, Brett, el Mr. Clean y el frat guy. Bueno, en realidad no íbamos a tirarnos al pedo, pero así es como las mejores pedas ocurren siempre, no? De que estábamos casual chingándonos una Sapporo, platicando de la madre y la vida y demás y de repente, por qué no se me ocurre invitar shots de tequila. Según mi novio que yo le pisteara que él me iba a cuidar. Valió madre antes que yo. Pero no se acaba ahí todo! El pinche guía quesque fue a comprar cigarros y me aplicó la del matrimonio infeliz y pobre. El hijo de su reputísima madre *brace for impact* nos abandonó en el bar! Oh, no, he didn’t!
No saben lo horrible que fue – bueno, honestamente no fue horrible porque andaba muy pedo para tener ese tipo de emociones – tener que salirme con Sean y mi novio ahogados. Dejen ustedes eso, no, ubiquen que NO SABÍAMOS en dónde estaba el hotel. Es más, ni siquiera sabíamos cómo se llamaba el chingado hotel. Y si ustedes creen que los taxistas te hacen la parada si te ven borracho, están muy equivocados. De que les enseñé el chamorro y un pezón a ver si jalaba y nada! Y para acabarla, hacía un frío de la chingada. Fue una experiencia terrorífica. Terrorífica tipo cuando ves 2Girls1Cup por primera vez. O sea, sí estuvo medio culero.
De que al día siguiente amanecí todavía pedo pero en mi cuarto, con ropa y con el ano intacto con mi cartera. Preguntándole a Sean cómo llegamos al hotel agarra y me dice: I know how we got back, you stopped a taxi and told the driver where we needed to go. EPIC WIN. Huevos al río Sena, al Triplex, al Bull y a todo lo que alguna vez trató de detenerme en la peda.
Seriously, perritas, yo no sé cómo chingados le hice, pero si sobrevivir a una peda en un país cuyo idioma no hablas no es a lo que Darwin se refería con su teoría de “Survival of the fittest”, entonces no sé a qué más podría referirse.
Soy el puto amo.