Un Día En La Vida De MauValmont: El Taxista Rapero

Muy talentosos los ruleteros de hoy.

Decidí celebrar el fin del Reyes-Guadalupe – principalmente el hecho de terminarlo con hígado, riñones y otros miembros casi intactos – con una visita a Guadalajara. Nada terrible, excepto por iniciar el día a las 02h00 para tomar el vuelo de las 04h30. Equis.

Pues llegué al aeropuerto de aquella ciudad cosmopolita con audífonos y lentes de sol puestos y una actitud vale-madrista padrísima para darle el toque personal al outfit. This is how I roll, bitches. Tomé el primer taxi que pude y me dispuse a ahogarme entre la música y mis pensamientos por el resto del trayecto. O eso creía yo.

De reojo veo que el taxista está lanzándome miradas furtivas por el retrovisor. Dicen que en Guadalajara los hombres se dan muy bien (entre ellos), ¿no? Era una situación normal. Ajá. Pues terminé dándome cuenta que lo que él quería era hablar, no chingarme. Muchos sentimientos encontrados en ese momento.

Después de la plática inicial sobre el tráfico, el vuelo y el clima, me preguntó qué hacía. Cuando fue mi turno de preguntarle, me sale con que él se dedicaba a otra cosa. Sin más respuesta, le sube al radio y me dice, “aquí canto yo”.

¿Perdón?

Después de que me contó que era rapero, componía sus canciones, tenía su estudio de grabación y hacía shows en el país, yo nada más podía con dos preguntas:

1. ¿Acaso Wisin (o Yandel) ruleteaba en su tiempo libre?
2. Si era tan famoso, ¿qué carajo hacía de taxista?
3. Pregunta bonus: ¿No me va a violar entonces?

Después la plática se volvió más intensa cuando me preguntó qué quería hacer con mi vida. Antes de responderle, me dio el sermón completo de que sólo se vivía una vez y todo era demasiado breve para no hacer lo que uno quiere. Después siguió el consejo de que era necesario autodescubrirse, conocerse, encontrarse, etc.

Hasta parecía que me había leído la mente. Ésas eran todas las razones por las que he decidido renunciar (entre otras).

¡El taxista, además de rapero, era terapeuta y un poco psíquico!

Me alegra no haberlo ignorado, me hacía falta hablar con alguien sobre todo lo que he estado pensando últimamente… ¡y lo mejor de todo es que me costó menos de $100 pesos la consulta!

Así que, como lo único que puedo hacer por el señor para agradecerle es promoverlo, aquí está su página en Facebook.

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